El presupuesto milmillonario destinado al órgano que gestiona la base de datos sociales quiere aprovechar el mundo digital para facilitar los pagos y simplificar el acceso a los beneficios de protección social

 

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Andrea Jones, del Departamento de Servicios Humanos de Australia: el foco se centra en la experiencia del usuario en el acceso a los beneficios de seguridad social

Brasilia, 5 de abril de 2016— Con una de las mayores bases de datos del hemisferio sur, la prioridad de Australia es aumentar la oferta de servicios y beneficios sociales que ofrecen las interfaces digitales, optimizando los esfuerzos públicos en la dirección de las políticas públicas. El lema es «pagar a la persona adecuada la cantidad adecuada a que tiene derecho en el momento adecuado de su vida», en palabras de Andrea Jones , gerente nacional del Servicio de Informaciones y Datos del Departamento de Servicios Humanos de Australia.
Jones estuvo en Brasil para compartir la experiencia australiana con gestores nacionales y de otros países en el Seminario Internacional de Integración de Bases de Datos y Sistemas de Información para Perfeccionamiento de Políticas Públicas, realizado en Brasilia los días 5 y 6 de abril.
Con foco en la calidad de la experiencia del usuario, el Departamento de Servicios Humanos decidió tratar a los ciudadanos exclusivamente como «clientes» en 1997. Ese año se crearon tres agencias relacionadas con la protección social (Soporte a la Infancia, Medicare y Centrelink, esta última responsable de los pagos de jubilaciones y beneficios).
En 2010, el órgano decidió enfrentar los esfuerzos duplicados en el mantenimiento de bases de datos diferentes, integrando los sistemas de las tres agencias en todos los niveles, con un correo elctrónico único y una infraestructura combinada. Hoy, las tres marcas siguen existiendo, pero dentro del mismo organismo.
El resultado son 14 petabytes de datos de los ciudadanos recogidos durante los últimos 40 años, tales como domicilio, historial laboral y principales eventos en la vida de cada uno: enfermedades, matrimonio, nacimiento, muerte y toda la trayectoria de la familia en el sistema de bienestar social.
Habiendo realizado con éxito un proceso de integración que otros países aún tratan de conquistar, Australia comienza a buscar nuevas formas de interacción con el ciudadano.
Futuro
Un ejemplo es el portal del gobierno myGov, que permite que el usuario vea su historial de salud, su situación tributaria, beneficios sociales, jubilación y varios otros elementos, en un total de 35 órganos a cuyos servicios se puede acceder con una única identificación y una contraseña. Los documentos destinados a varios órganos pueden ser escaneados y enviados a través del portal.
Pero cuidar de pagos anuales del orden de 160?000 millones de dólares australianos conlleva la responsabilidad de verificar la calidad de las informaciones, según afirma Andrea Jones. «Intercambiamos datos con 350 órganos y organizaciones privadas diferentes para verificar la integridad de los datos suministrados por nuestros clientes», afirma.
Eso incluye intercambiar informaciones con el departamento de empleo, salud, arancelización e incluso con el de inmigración.
Por los resultados logrados, el Departamento de Servicios Humanos recibió 1.500 millones de dólares australianos en el presupuesto nacional para los próximos siete años, con el objetivo de transformar la manera «en que hacemos negocios con nuestros clientes», en palabras de la gerente nacional del Departamento.
Entre las grandes promesas se encuentra el área de tecnología cognitiva, en que las máquinas aprenden al interactuar con seres humanos. Proyectos con IBM y Microsoft, además de una asociación con los productores de la película Avatar, buscan formas de inteligencia artificial para, entre otras cosas, comunicarse con personas con deficiencia.
Marco Prates, WWP