Frente a la tardanza e ineficiencia para recopilar informaciones de la población y planear políticas eficientes, Letonia integró sistemas de información

 

Aija Ausekle (izquierda) y Julija Krizinauskaite (derecha), del Ministerio del Bienestar de Letonia: la adopción de un sistema de información de código abierto evitó el gasto de millones de euros

Brasilia, 6 de abril de 2016— Debido a la dificultad para monitorear y visualizar de forma rápida e completa el área social en su país, el gobierno de Letonia pasó a enfrentar, en 2003, el desafío de integrar las bases de datos bajo responsabilidad del Ministerio del Bienestar. Hasta entonces, incluso la rendición de cuentas a la Unión Europea o al Banco Mundial, que financiaron la iniciativa, exigía esfuerzos desproporcionados por parte de los funcionarios del Estado.
Gestoras del Sistema de Información Unificada del Ministerio (LabIS) estuvieron en Brasilia para compartir la experiencia letona durante el Seminario Internacional de Integración de Bases de Datos y Sistemas de Información para Perfeccionamiento de Políticas Públicas, celebrado los días 5 y 6 de abril en Brasilia.
Según Julija Krizinauskaite, del Ministerio del Bienestar, antes de la integración era extremadamente difícil planear políticas públicas, monitorear resultados y gestionar las informaciones en un tiempo razonable. Letonia, que cuenta con dos millones de habitantes, es miembro de la Unión Europea desde 2004.
Hoy, el LabIS incluye fuentes de datos de 19 órganos del Estado. Dos de ellas aún usan la carpeta en Excel (formato CSV). El papel no se abolió oficialmente hasta 2015, prueba de los desafíos para integrar bases de datos de órganos que adoptan sistemas de gestión diferentes. Con cada organismo se firman contratos diferentes que establecen qué datos serán enviados, su formato y con qué regularidad.
A causa de la disparidad en la calidad de los datos, se otorga una atención especial al cruce y la verificación de las informaciones, a partir del sistema primario de la Agencia de Seguridad Social, cuyos datos se remontan hasta 1996.
A decir de las gestoras, un problema que afortunadamente evitó Letonia fue la adopción de softwares cerrados, lo que a la larga supone un ahorro de millones de euros para el país.
«Una de las soluciones ofrecidas por los desarrolladores —que habríamos aceptado, pues no entendíamos mucho sobre las estructuras de bases de datos para almacenar información— suponía que, en el futuro, tendríamos que comprar espacio adicional, hardware y recolectores de datos, y cada vez más. Si no llega a ser por la oposición de la Agencia de Seguridad Social, habríamos firmado y estaríamos atrapados en ese sistema», afirmó Julija Krizinauskaite durante el seminario.
Futuro
Los datos del LabIS actualmente solo son accesibles a los funcionarios del Ministerio y de la Agencia de Seguridad Social, pero existe un plan para que puedan acceder los gobiernos municipales y las agencias subordinadas.
Este año, los gestores del sistema unificado tendrán un desafío adicional que resolver: el número personal de identificación de los ciudadanos, eje de todo el proceso de integración, comenzará 2017 con una nueva numeración. Actualmente, entre sus dígitos contiene el año de nacimiento del ciudadano.
Esta obligación legal, que busca preservar la privacidad, es un ejemplo de los imperativos de perfeccionamiento comunes en bases de datos de todo el mundo para adaptarse a las constantes evoluciones tecnológicas e institucionales.
El Seminario a que acudieron las gestoras fue organizado por la Secretaría Nacional de Renta de Ciudadanía (SENARC) del Ministerio de Desarrollo Social y Combate al Hambre (MDS) en asociación con la Iniciativa Brasileña de Aprendizaje por un Mundo sin Pobreza (World without Poverty, WWP).
Marco Prates, WWP